Laia Peña, responsable del área de formación de Aprenem Autisme // Foto: Aprenem Autisme
Partiendo de que la percepción de lo que sucede en el entorno y el procesamiento sensorial es diferente para cada persona, para las personas con autismo puede ser muy difícil de manejar, lo que puede significar malestar, gran malestar o estrés, entre otros.
Conscientes de que, por ahora, parece que los petardos no van a desaparecer del medio ambiente, nos preguntamos qué podemos hacer para minimizar los impactos. Hablamos con Laia Peña, jefa del equipo de intervención y área de formación deAprendamos sobre el autismoy maria
Arenós, terapeuta ocupacional del equipo de intervención de la entidad, sobre los métodos para gestionar mejor las consecuencias de estos estímulos.
¿Cuáles son las dificultades que encuentran las personas con autismo que no pueden tolerar los fuegos artificiales? ¿Qué es exactamente lo que les causa malestar?
María: Como dices, hay personas con autismo que tienen dificultades en el procesamiento sensorial y esto hace que no puedan tolerar estímulos como los fuegos artificiales. Cada persona puede tener dificultades en diferentes sistemas sensoriales ya diferentes niveles, pero en este caso se presentan a nivel auditivo, visual y olfativo.
Por ejemplo, a nivel auditivo, el ruido de los petardos puede resultar desagradable o molesto, pero a algunas personas con autismo les puede llegar a doler, provocando su reacción de taparse los oídos, salir corriendo o quedarse atascados, entre otras. A nivel visual, las luces fuertes e impredecibles de bengalas o fuentes de colores pueden ser un estímulo demasiado intenso para procesar, provocando una sobrecarga sensorial que afecta a la persona en el desarrollo de su actividad. A nivel olfativo, el olor a pólvora o quemado es muy fuerte y dominante, y permanece en la ropa, la piel y las fosas nasales, afectando también al gusto y puede provocar náuseas o pérdida del apetito.
Además, la incertidumbre de no poder predecir cuándo aparecerán estos estímulos sensoriales puede provocar un nivel de alerta muy elevado, lo que deriva en ansiedad e irritabilidad.
Pero no todas las personas autistas la padecen. También hay gente que se divierte. ¿Cuál es la razón de esta diferencia?
María: ¡Bien! Para descubrir la capacidad de procesamiento sensorial de cada persona, utilizamos la herramienta «Perfil sensorial» que nos ayuda a definir quién puede ser hiperreactivo o hiporreactivo. En el primer caso, la persona con un perfil sensorial hiperreactivo percibe los estímulos con gran intensidad. En cambio, la persona con hiporrespuesta necesita estímulos muy intensos para oír.
Además, no todas las personas con un perfil específico tienen el mismo malestar: visualmente pueden buscar más estímulos y apreciarlos mucho, pero auditivamente no pueden tolerar su intensidad. Por ello, se debe observar atentamente el comportamiento de la persona y ofrecerle las mejores adaptaciones para que pueda estar tranquila y, si es posible, disfrutar de la actividad.
Hay otras fiestas tradicionales a lo largo del año que incorporan castillos de fuegos artificiales, además de Sant Joan. En el caso de aquellas personas con autismo que viven con malestar estas fiestas ruidosas, ¿qué pueden hacer ellos y su entorno para minimizarlo?
María: Como hemos dicho, la mejor forma es conocer a la persona y encontrar aquellas adaptaciones del entorno o complementos que pueda utilizar por su cuenta, para poder minimizar las molestias. Además, también es importante anticipar la fiesta adecuadamente.
Laia: Para reducir el impacto sensorial se pueden utilizar cascos fonoabsorbentes, gafas de sol para reducir la intensidad de la luz y un pañuelo impregnado de un agradable perfume para reducir el impacto olfativo de la pólvora.
Y más allá de la gestión de cada uno, ¿qué aspectos del entorno habría que regular para que haya un espacio seguro tanto para disfrutar de los fuegos artificiales como para no sufrirlos?
Laia: Cada vez más, las asociaciones de familiares están concienciando a la sociedad sobre las necesidades de las personas con autismo. Se ha logrado que algunas ferias, cines y supermercados tengan “horas tranquilas” sin música o con la música baja, donde se reduce la intensidad de la luz y/o se ofrecen espacios de relajación a los que la gente puede acceder si lo necesita.
Maria Arenós, terapeuta ocupacional del equipo de intervención de la entidad // Foto: Aprenem Autisme
En el caso de una fiesta como la de Sant Joan, ya hay muchas campañas para promover una fiesta segura pero, aun así, es difícil controlar su impacto, ya que se lanzan petardos por todas partes y en cualquier momento. Y esto no ocurre sólo el día de San Juan, sino que se empiezan a tirar petardos días antes cuando se montan los puestos de venta de petardos y días después porque está relacionado con la fiesta de San Pedro.
Sería bueno que hubiera zonas acordonadas y señalizadas para tirar petardos de la misma forma que hay zonas autorizadas para hacer fogatas, así como determinar zonas libres de petardos. Una propuesta sería que cada barrio, municipio o ciudad tuviera espacios específicos donde tirar petardos y marcarlos en un mapa para que las personas con autismo y sus familias, o cualquier otra persona a la que no le gusten los petardos, pueda anticipar dónde lo harán. lanzar y evitar pasar cerca de ellos.
Una nueva iniciativa que creemos que puede beneficiar a todas aquellas personas que no toleran los petardos, tengan o no autismo, son los petardos de baja intensidad, cuyo volumen es inferior a los 97 decibelios y que se comercializan por primera vez este año en Barcelona.
¿Por qué es importante utilizar los recursos de anticipación, en general? ¿Cómo trabajas en Learn Autism?
Laia: La anticipación es un recurso que ayuda a las personas con autismo a anticipar lo que sucederá en su entorno. No solo es útil y necesario para las personas con autismo, piénsalo: ¿cuántos de nosotros planificamos la semana con un diario u organizamos las vacaciones? Tener todo un poco más planeado y planeado nos da cierta seguridad y tranquilidad.
Las personas con autismo no están en otro mundo, lo perciben diferente y saber de antemano qué, dónde, cuándo y durante cuánto tiempo se producirán los diferentes acontecimientos de su vida les ayuda a comprender el entorno, prepararse para los cambios y regular su comportamiento y emociones ante la incertidumbre, la imprevisibilidad y la sorpresa que son determinadas situaciones que suelen generar malestar, miedo, ansiedad, estrés y/o angustia.
En Aprenem Autisme adaptamos los materiales anticipatorios a las necesidades de cada persona. Hay personas que, para estar serenas, necesitan anticiparse a los cambios con mucha antelación. Por otro lado, hay personas para las que esto es contraproducente, ya que aumenta su ansiedad durante muchos días antes del evento. Con el apoyo de la familia y los profesionales de la organización, se elaboran y adaptan los materiales que se utilizarán para cada situación y se acuerda cómo se presentarán a la persona con autismo para que su efecto sea lo más útil posible y puede sentirse bien.
Fuente: Aprendamos sobre el autismo