Carme Riu, presidenta de la Asociación de Mujeres No Estándar // Foto; Asociación de mujeres no estándar
Este lunes se celebraron las primeras jornadas sobre el colectivo de mujeres con discapacidad organizadas por la asociación Mujeres no estándarcon el objetivo de desmontar prejuicios, mostrar las capacidades y habilidades laborales de las mujeres con diversidad funcional y buscar la complicidad de las empresas para contratar a mujeres con diferentes potenciales.
Según datos de la propia asociación, la brecha salarial del 16% entre hombres y mujeres llega al 38% en el caso de las mujeres con discapacidad. Concretamente en Cataluña, el 29% de las mujeres con discapacidad están en paro, frente al 13,5% de las mujeres sin discapacidad.
La jornada contó con la presencia de la ministra de Igualdad y Feminismos, Tania Verge, llamando la atención sobre el hecho de que, «incluso si se está moviendo hacia adelante, hay que ponerlo en quinta marcha» en la integración laboral de las mujeres con diversidad funcional.
Verge agregó que el feminismo no logrará sus objetivos si solo algunas mujeres y no todas tienen los mismos derechos, independientemente de su interseccionalidad.
Por su parte, ha dicho la presidenta de Mujeres sin Normas, Carme Riu “un cambio de mentalidad en la empresa privada respecto a las mujeres con diversidad funcional y el apoyo de la administración”.
Esta asociación fue creada en 1995 y desde entonces lucha por la plena inclusión de las mujeres con discapacidad tanto en el ámbito social como laboral.
Como explicó Silvia Fernández, una de las trabajadoras sociales de la organización, “el objetivo es que las mujeres con discapacidad salgan de sus casas y ocupen el espacio público”. “Cuando una mujer se une a la asociación, pasa por un proceso de inserción laboral que comienza con un módulo de activación de autoestima, dado el estigma que la mayoría de las personas experimentan sobre sus capacidades”agregado.
«También realizamos varias pruebas de sus calificaciones e intereses laborales, los ayudamos a prepararse para las entrevistas de trabajo y actualizamos sus CV»señaló la trabajadora social.
Un ejemplo es Marta Nicolás, de 51 años y con más del 65% de discapacidad, quien explica que el trabajo de limpieza que consiguió tras años sin trabajar le ha «devuelto la autoestima». «Trabajé como oficinista durante 20 años, pero luego estuve fuera del negocio durante una década debido a las consecuencias del abuso mental y físico de mi ex pareja. La asociación me ayudó mucho, obtuve mucha comprensión»agregado.
A la jornada también asistió la presidenta de la asociación Mujeres Directivas y Empresarias, Núria Viñas, quien aseguró que las empresas que no emplean a mujeres con discapacidad «se burlan de ellos mismos» y estan «poco consciente» tanto los beneficios fiscales como, sobre todo, la funcionalidad y capacidad de trabajo de las personas de este colectivo.
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