El empresario poco a poco rehace su vida.
La expareja de Tamara Falcó, Íñigo Onieva, se ha convertido en el hombre más buscado -e incluso implicado- en las últimas semanas por sus actuaciones mediáticas al día siguiente de su encarcelamiento. Sin embargo, el empresario pudo dejar atrás todo lo sucedido y comenzó a reconstruir su vida.

Después de los hechos de notoriedad pública, Onieva se refugió en los brazos de su madre, quien no sólo lo acogió en su casa, sino que también lo apoyó en cada oportunidad. Junto a la señora se les ha visto en plazas comerciales, entrando y saliendo de casa, e incluso viajando juntos a otro país.

Con el apoyo de su madre, Íñigo Onieva Decidió dar el salto: se instaló solo en un piso, en el centro de Madrid, a pocas calles de la casa que compartía con Falcó. Los medios no quieren renunciar a la comodidad que ofrece el lugar; Además, con esto tiene más posibilidades de reconciliarse con su expareja, quien declaró que no volverá con él.

A pesar de las declaraciones de Falcó,ñigo No deja de coser sin hilo, ya que le hemos visto muy devoto, en los últimos días, asistiendo a una ermita del pueblo. Corre el rumor de que esta nueva fe del empresario se debe a que tiene una intención secundaria, y es dejarse ver por Falcó, que tiene una inclinación religiosa bastante acentuada. Dado que este último no se sabe con certeza, solo tenemos que esperar y ver si los dos finalmente se encuentran.