EL Fundación Adecco presentó el duodécimo informe ‘Discapacidad y Familia’ este mes de mayo, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Familia, con el objetivo de analizar la situación, necesidades y otras dificultades que encuentran las familias de las personas con discapacidad.
Para la elaboración de este informe, el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco entrevistó a 500 familias con personas con discapacidad en riesgo de exclusión.
Según este informe, las personas con discapacidad corren un mayor riesgo de pobreza y/o exclusión social que el resto de la población, observándose una brecha social y económica que tiende a aumentar en tiempos de crisis. Según el último informe de AROPE, el 33% de las personas con discapacidad se encuentran actualmente en riesgo de exclusión social, cifra que supera en más de 5 puntos porcentuales a la de las personas sin discapacidad (27,8%).
Cabe señalar que, independientemente del ciclo económico (expansión, prosperidad, recesión o depresión), las familias con personas con discapacidad siempre realizan un esfuerzo económico extra, invirtiendo un mayor porcentaje de los ingresos para cubrir sus necesidades. A ello se suman las dificultades de las personas encargadas de la asistencia para compatibilizar el trabajo con la asistencia al familiar discapacitado. Muchas de estas personas eligen trabajar menos horas o incluso renunciar a sus trabajos para cuidar a sus seres queridos, lo que resulta en una pérdida de ingresos que se agrava ante cualquier crisis.
Según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (INE, 2020), las familias con personas con discapacidad tienen que hacer frente a un coste adicional que oscila entre 150 y más de 6000 euros al año. Los resultados de esta encuesta indican que el gasto medio adicional relacionado con la discapacidad que tienen que soportar estas familias es de 5.054 euros, que puede llegar a los 30.000 euros. El siguiente gráfico muestra la distribución porcentual de la cuantía anual destinada a invalidez, siendo las cuantías más frecuentes entre 5.000 y 10.000 euros anuales (30,1%) y entre 2.000 y 5.000 euros (24,2%).
Además, en este contexto de aumento del costo de vida, muchas familias con personas con discapacidad han tenido que aplicar recortes en sus economías familiares. En concreto, 9 de cada 10 encuestados redujeron gastos en el último año -un 67,5% gastos no esenciales como ocio, compras o vacaciones- y un 22,5% gastos esenciales como vivienda, aprovisionamiento o alimentación.
Por otro lado, el 57,8% de las familias entrevistadas admite que actualmente tiene cero ahorros. De los que consiguen apretarse el cinturón y apartar una parte de sus ingresos cada mes, la mayoría (26,6%) no consigue ahorrar más de 300€.
El reto de llegar a fin de mes
A pesar de esta política de recortes, a las familias con personas con discapacidad les resulta muy difícil cerrar el mes con saldo disponible en su cuenta. De hecho, el 33% de las familias entrevistadas admite que no ha llegado a fin de mes y al 43,7% le cuesta hacerlo. En concreto, el 9,3% termina la cuota mensual con mucha dificultad y el 34,4% con dificultad.
En la misma línea, el 45% declara que no puede hacer frente a gastos inesperados y el 30% teme no poder afrontar los gastos relacionados con la discapacidad (terapia, asistencia, etc.) en el próximo ejercicio.
Los tratamientos, medicamentos y terapias, junto con las ayudas técnicas y los productos de apoyo, son los gastos relacionados con la discapacidad más difíciles de cubrir para estas familias. El gráfico a continuación muestra estas variables, ordenadas de la más costosa a la menos costosa de mantener. El 14% reportó la opción de otros gastos, precisando, en esta categoría, que la nutrición especializada o las actividades extraescolares dirigidas a familiares con discapacidad son las más caras de sostener.
“Atendemos a familias con personas con discapacidad que han manifestado su preocupación por el desorbitado costo de vida. Hay casos en los que no pueden cubrir los gastos esenciales y piensan en abandonar terapias y/o tratamientos que, si bien son de gran beneficio para las personas con discapacidad persona, ya no son una prioridad, ya que deben cubrir necesidades básicas como la vivienda o la alimentación. Todos nuestros esfuerzos van encaminados a que las familias puedan seguir manteniendo estos tratamientos, sin que la situación económica se convierta en un lastre para el desarrollo y la promoción de las personas. con discapacidad, debemos seguir trabajando en red, con el apoyo de empresas y administraciones, para que puedan aspirar a un proyecto de vida independiente, sea cual sea el ciclo económico”.– dice Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Dificultad para ser independiente
Cuando se les pregunta sobre el factor trabajo como alternativa para que las personas con discapacidad sean independientes y puedan valerse por sí mismas, los entrevistados son claros: la mayoría de las familias entrevistadas (93,3%) cree que el trabajo es la mejor opción que las personas con discapacidad saben cómo construir un proyecto de vida autónomo, con autonomía y realización personal. Frente a ellos, el 6,7% prefiere recibir un subsidio, ante el temor de quedarse sin subsidio si encuentra trabajo.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “La mejor receta contra la exclusión y para lograr la plena autonomía de las personas con discapacidad es precisamente el trabajo y la consiguiente independencia económica, elementos que garantizan una vida digna ganada en polvo, y de forma sostenible en el tiempo. Hoy más que nunca, el empleo activo políticas, de colaboración público-privada, que tanto éxito han tenido en España y el resto de Europa, deben articularse para acompañar y dotar de mayor empleabilidad y capacidades a las personas con discapacidad y permitir a estas familias reducir la carga económica, equiparando su calidad de vida. vida a la del resto de la población”.
Los datos de la encuesta revelan que, independientemente de la situación laboral de la persona con discapacidad, el 51,9% de los que están en edad de trabajar deben contar con la ayuda familiar para salir adelante, si bien este porcentaje baja al 30,4% en el caso de los que tienen trabajo y sube al 65% entre los que buscan trabajo. En otras palabras, la dependencia económica familiar se ha duplicado entre las personas con discapacidad desempleadas.
En este sentido, cabe señalar que el salario medio de las personas con discapacidad sigue siendo inferior al del resto de la población, situándose en 13,7 euros, frente a los 15,9 euros registrados a nivel general. Esta brecha de 2,2€ tiene su origen en el menor nivel educativo de las personas con discapacidad, obligándolas a acceder a trabajos de menor cualificación y, por tanto, con salarios más bajos.
Según Francisco Mesonero: “El trabajo se convierte en un recurso más vital, si cabe, para las personas con discapacidad y sus familias. Es necesario trabajar desde dos vertientes, facilitando medidas de conciliación que permitan a las familias compaginar el trabajo con el cuidado de sus seres queridos, así como estimular la empleabilidad de las personas con discapacidad desde edades tempranas, para que cuando alcancen la edad laboral puedan acceder al mercado laboral, compitiendo con garantías y de forma sostenible en el tiempo. Para ello, no sólo es necesario garantizar este acceso, sino establecer políticas de apoyo especializado y de formación permanente que les permitan consolidarse en el mercado laboral”.